domingo, 11 de diciembre de 2011

Tercer Domingo

EL POZO


No sabemos con exactitud cómo es de profundo. Es peligroso caer en él. Imaginamos que, desde el fondo del pozo, se perciben amortiguados los sonidos de la rutina diaria; allí hay oscuridad y, en lo alto, se ve la luz del sol.

Desde lo profundo a ti clamo, Señor. Desde la oscuridad de mis peores momentos, mientras las voces de los que me rodean son apenas un eco para mi sin sentido, veo tu Luz a lo lejos.

Desde lo más hondo de nuestro ser te llamamos.
¡Ven, Señor Jesús!

No hay comentarios:

Publicar un comentario